Más allá de que la apertura para el cambio sea una competencia necesaria para poder desempeñarse como profesional, la apertura para el cambio también es importante cuando queremos tomar decisiones en nuestras vidas personales.
Y es que la apertura para el cambio, que en otros medios menos formales también es conocida como “tener la mente abierta” resulta muy difícil para personas con tendencia a ser estructurados.
Las personas que tienden a valorar las rutinas y evitar lo poco programado, tienden a tener un poco más de resistencia y en algunos casos extremos dejan fluir todo su arsenal de mecanismos de defensa para evitar un cambio.
Y ya sea que te consideres una persona con preferencia a una vida estructura o por el contrario una persona que prefiere los cambios constantes, acá comparto algunos ejercicios que ayudarán a trabajar esa competencia.
Acepta que no te es fácil el cambio
Como en muchas situaciones de nuestra vida, para poder corregirlas tenemos que aceptarlas. Y este caso no es la excepción.
Si eres de las personas que les cuesta procesar los constantes cambios de lineamientos corporativos, que siempre se hacen.
O si eres de los que les cuesta hacer un cambio de último momento un sábado en la noche.
O te produce cierto descontento e incomodidad llegar a un restaurante conocido y enterarse que ya no hacen el mismo menú.
Identifica en qué áreas de tu vida el cambio cuesta más
Puede que te resulten tolerables cambios en tu vida personal, sin embargo, te resulten incómodos cambios en tu vida laboral.
Identifica cuáles cambios se te hacen más difíciles de tolerar.
Esto te podrá ayudar a identificar en cuáles áreas de tu vida necesitas más estabilidad, más rutina y estar más atenta a tu apertura al cambio.
Revisa tu historia
Puedes ir a tu historia personal y revisar cuáles cambios te ha costado más tolerar, qué cambio era, qué sucedió, cómo presentaste resistencia, qué resultado tuvo al final tu resistencia.
Prueba con pequeños cambios programados
Realiza un plan donde establezcas qué cambios programados puedes hacer con el objetivo de ir reconociéndote e ir desensibilizándote.
Por ejemplo: programa una visita a un restaurante donde nunca has comido, programa empezar tu día laboral con una función diferente a lo que siempre has hecho.
Cambia de lugar tu cama, cambia la forma en que tienes dispuestos tus artículos en tu escritorio. O tan sólo cambia la forma en que tienes ordenadas las aplicaciones en tu celular.
Empieza a tener pequeños cambios, eso te ayudará a empezar a tolerar otros cambios que pueden presentarse en tu vida.
Estos son apenas unos pequeños ejercicios que te ayudarán a empezar a enfrentarte a cambios en tu vida diaria, con el fin de poder tener la mente más dispuesta cuando sea necesario enfrentarse a cambios grandes.
Un abrazo enorme
Laura
Maluky Scappini dice
la verdad que siento que mi vida es un bucle, no se si estoy bien o mal, necesito avanzar.
Laura Vargas dice
Hola!! gracias por compartir sus comentarios.
La sensación de que la vida se ha convertido en un bucle suele ser confusa, nos damos cuenta cuando estamos inmersos en rutinas negativas o al menos poco gratificantes. El estar consciente es el primer paso. El segundo paso es empezar a comprender por qué caímos ahí y luego hacer los cambios.