Sí, sabemos que hay estrés bueno, sin embargo quiero que hablemos del estrés que quita la paz, te deja sin cabello y te quita años de vida.
Ese mismo estrés que te ha enfermado, que te da gastritis, colitis, dermatitis, migrañas, contracturas, subidas de la presión arterial, y un enorme etc.
Hablemos de qué puedes hacer para empezar a analizar la forma en que reaccionas al estrés y de 3 maneras muy puntuales para disminuir el impacto que tiene en tu vida.
El estrés no que te quita la paz, tu te quitas la paz por la forma en que respondes al estrés.
Reconocer el estrés
Un primer paso para empezar a trabajar el estrés a nivel muy personal es reconocer cuando el cuerpo y la mente avisan que estás en estado de estrés.
No a todos les estresa lo mismo, puede que tu detonante sea escuchar mucho ruido, manejar en presa, esperar a ser atendido, una gran carga laboral, compañeros de trabajo poco amigables, condiciones de una empresa poco sanas.
Puede que sean situaciones personales como desorden, problemas con el wifi de la casa, problemas familiares severos, etc.
Te hago una pregunta, tómate un tiempo para pensar en la respuesta: En tu caso ¿qué es lo que más te estresa?, ¿lo tienes claro?
Ya que lo tienes claro, ¿puedes reconocer cómo reacciona tu cuerpo ante esa situación?, ¿se te encojen los hombros, empiezas a rechinar los dientes?, ¿qué haces cuando estás estresado?
Aceptar qué puedes cambiar y qué no
Un segundo paso es entrar en conciencia de qué puedes hacer para cambiar las situaciones que te estresan.
Si estás en una pega de carros y no puedes llegar rápido a tu destino ¿qué resuelves estresándote?, ¿en qué te ayudas haciéndolo?, ¿qué puedes hacer para resolverlo?
Siempre existe algo que podamos hacer para resolver la mayor parte de las situaciones que nos generan estrés.
Para el ejemplo anterior te diría: poner la música que más te guste, escuchar un audiolibro, aprovechar el tiempo para aprender algún idioma que no te llegue a servir de mucho en la vida (sólo por diversión).
Si no puedes hacer nada por cambiar la situación, puedes cambiar la forma en que reaccionas a esa situación.
¿Qué ganas con el estrés?
Un tercer paso es hacerse una importante pregunta con una muy buena respuesta, siempre y cuando la pienses desde el siguiente punto de vista
En todo lo que hacemos existe una ganancia, hasta en el mismo hecho de enfermarse.
Una enfermedad puede conllevar cuidados de parte de tu familia, no tener que ir a trabajar y atenciones que antes no tenías.
Te hago una pregunta, tómate un tiempo para pensar en la respuesta: ¿Qué ganas con estar estresado?, ¿qué otras personas te teman, que no te hablen, que te den tu espacio?
¿Qué te motiva para trabajar tu estrés?
Un cuarto paso, pensar qué te motiva para trabajar tu estrés.
Para algunas personas tener una mejor salud mental o física no es el motivante para empezar a trabajar el estrés, en tu caso ¿qué te puede motivar de verdad para comprometerte a dejar un poco el estrés de tu vida?
En algún lugar leí que no era suficiente poner en las cajas de cigarros las fotos de pulmones cancerígenos para que las personas se motivaran a dejar de fumar, al parecer tenía más éxito mostrar imágenes de cómo acelera el envejecimiento el fumar.
Y puede que con el estrés sea igual, ¿qué te parece pensar en las líneas de expresión, la resequedad del cutis, las canas nuevas, y todo lo que tu cuerpo esta empezando a mostrar como signos de envejecimiento prematuro, debido a la forma en que reaccionas al estrés?
O qué tal pensar en las posibilidades de tener una mejor calidad de vida
¿Cómo manejar el estrés?
Ahora sí, acá te dejo 3 maneras puntuales de empezar a mejorar la forma en que manejas el estrés.
Existen muchos consejos en Internet de cómo manejar el estrés, sin embargo, yo tengo tres favoritos y sé que ayudan pues los he probado.
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Eliminar de tu vida lo que te genera estrés:
Siempre es posible, quizás no todas se puedan eliminar, sin embargo siempre hay pequeñas cosas que dan estrés: la gaveta que no funciona, el desorden de los zapatos, la impresora que se pega, el carro que está empezando a dar problemas mecánicos.
Prepara una lista, valora qué puedes arreglar, de qué te puedes desprender, yo por ejemplo vendí mi carro.
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Hacer ejercicios:
Yo lo empecé a hacer y ahora no lo cambio por nada, yo practico natación. Nadar además de ser un ejercicio es casi una meditación.
El tiempo que pasas nadando estás sólo con la línea azul del fondo contando cuántas piscinas has hecho.
No hay campo en tu cabeza para nada más. Y eso puede ocurrir con cualquier otro deporte.
Por supuesto tiene que ser alguno que te guste, que disfrutes, como por ejemplo bailar, aunque sea poner la música que más te gustaba de adolescente y bailar.
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La meditación:
Es simplemente no pensar en nada durante un tiempo, en algún lugar placentero, en comodidad. Puedes buscar ejercicios de meditación en Internet
Resetear la cabeza ayuda a generar más paz. Con el tiempo empezarás a necesitar esos minutos en blanco, esos minutos en los cuales no piensas en nada.
Espero que puedas llevar a cabo al menos una de las sugerencias
Un abrazo enorme
Laura
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